Adiós a un profesor, pensador y poeta


(1935-2016)

Osvaldo Pol, sacerdote jesuita, nació en Córdoba, Argentina en 1935. Fue Licenciado en Filosofía. Durante más de 40 años se desempeñó como profesor en la Universidad Católica de Córdoba en asignaturas de su especialidad, especialmente Ética y Estética. Fue Director del Departamento de Formación Teológica y Asesor Pastoral, actividad que desarrolló hasta sus últimos días.

Adiós a un profesor, pensador y poeta  -Comunidad universitaria UCC
Foto: Esteban Castagna.

El Padre Pol, como lo llamaban y lo reconocían, era poeta. La editorial Cármina publicó sus primeros cuatro libros de poemas (Después de las murallas,  1966; Vibraciones, 1970; Los  bordes de la herida,  1978; Sustancia y accidentes, 1983). Después, siguieron, entre otros, De destierros y moradas (Diego de Torres, Buenos Aires, 1981; reeditado en 2004 por Consudec y Fundación Puerto de Palos), Homenaje (Taladriz, Buenos Aires, 1981; reeditado en Córdoba, por el sello Del Fundador, 1997), Situación y criba. Antología y nuevos poemas (Universidad Nacional de Córdoba, 1990), Poesie (Centro Internazionale della Grafica, Venezia, 1993).

Su nombre aparece en la Antología mínima de la poesía de Córdoba (1975), en la Antología de la poesía argentina, que seleccionó Raúl Gustavo Aguirre (Fausto, 1979), en la antología al cuidado de Lidia Vinciguerra, Poesía argentina de fin de siglo (Vinciguerra, 1996), en Hombre y Dios: cien años de poesía hispanoamericana (1900-1995) (BAC, Madrid, 1996), entre otras.

Sus colaboraciones han aparecido en diarios y revistas especializados y ha compartido su producción crítica en varias universidades argentinas y del extranjero. Numerosos críticos se han ocupado de su obra.

Su partida se siente con profundo dolor en la comunidad universitaria. Lo recordamos con agradecimiento por su servicio y por el valor de su prosa. Aquí compartimos el texto introductorio del libro “La poesía de Osvaldo Pol” editado por Educc (2012).

“Entre las experiencias más significativas de la propuesta académica de la Universidad Católica de Córdoba y que además constituye uno de los rasgos característicos de su identidad jesuítica, se destaca el empeño de suscitar en los estudiantes un pensamiento crítico, socialmente responsable y comprometido. Y si bien este empeño implica un trabajo mancomunado que se lleva a cabo desde todas las cátedras, las asignaturas dependientes del Departamento de Formación constituyen sin duda un ámbito privilegiado a la hora de brindar las herramientas teóricas y metodológicas que posibiliten una reflexión lúcidamente crítica acerca de la realidad.  

Son verdaderamente apasionantes e inspiradoras las perspectivas que se abren para quienes se adentran en los diversos campos del saber, y que sin abandonar la especificidad de la formación disciplinar y desde ella misma, aceptan el desafío de confrontarse con los planteos y cuestionamientos que provienen de la filosofía, la antropología, la ética, la teología y el pensamiento social cristiano. En este sentido, la labor docente de Osvaldo Pol ha estado signada por una particularidad que ha acrecentado las posibilidades de descubrir nuevos horizontes por parte de quienes han sido y son sus alumnos y alumnas. Él ha sido profesor de Teología y de Ética en las Facultades de Arquitectura y de Ciencias Químicas, y actualmente continúa al frente de la cátedra de Estética en la Facultad de Filosofía y Humanidades; pero en su condición de sacerdote y poeta lo ha hecho además con una doble sensibilidad. Por un lado, con la sensibilidad de la persona creyente que alcanza a atisbar algo de ese Misterio insondable en el que «vivimos, nos movemos y existimos», y que por eso mismo es capaz de ver más allá de las cosas para dotarlas de sentido; y por otro lado, con la sensibilidad que brota de la experiencia poética, un modo particular de percepción y de expresión en el que los múltiples y diversos registros de lo humano (no pocos de entre ellos a menudo olvidados), incluida la experiencia de la trascendencia, pueden ser develados para que se manifieste toda la riqueza de sus texturas y matices.

Valorando su condición de sacerdote, hombre de letras y docente, el Departamento de Formación ha querido brindar este homenaje en forma de libro a Osvaldo Pol, y para ello ha convocado a colegas y amigos provenientes de algunos de los muchos ámbitos que Osvaldo ha enriquecido con su pensamiento y su palabra, a fin de elaborar una serie de ensayos en su honor y como prenda de afecto. De este modo, al tiempo que estos textos son expresión de amistad y de reconocimiento a una trayectoria, nos ofrecen la posibilidad de realizar un saludable ejercicio que toda Universidad que se precie nunca debería dejar de hacer: guardar memoria de las enseñanzas de los auténticos maestros y actualizarlas continuamente a fin de repensar y recrear desde ellas el presente e iluminar el futuro.

Y justamente por esto de “recrear”, hemos querido que la fuerza expresiva de la palabra se vea complementada con el aporte de las artes plásticas. Por intermedio de los arquitectos Inés Moisset y Adrián Manavella, los miembros del Instituto de Diseño de la Facultad de Arquitectura –institución señera, fundada y guiada durante años por una persona muy cercana a Osvaldo Pol como es el arquitecto César Naselli– han querido sumarse a este homenaje con una serie de imágenes de singular belleza para sugerir otras vías de aproximación a la lectura y la reflexión sobre los textos.

Que estas palabras y estas imágenes sean un eco del cariño y la admiración que tantas personas sentimos por Osvaldo Pol”.

Oración
De Osvaldo Pol, sj

Sentir que el vuelo encuentra su sentido
dejando lejos la inquietud que ha abierto
tanto indagar la noche en el incierto
ir y venir del corazón dolido.
Dejar que el alma se remanse. Henchido
abrir el pecho hacia el seguro puerto.
Y sembrarme a la sombra de ese huerto
que para mí tan solo ha florecido.
Tocar a Dios. Sentirme de Él tocado.
Y comprender entonces boquiabierto
el por qué y para qué de mi latido.
Y descubrir que el vuelo se ha trocado
en un vuelo más alto. Y que el desierto
era el solo refugio apetecido.


El velatorio tendrá lugar hoy, lunes 19 de septiembre, en la Capilla Doméstica de la Residencia Mayor (Compañía de Jesús), de 16 a 24h. La misa exequial será el martes 20 de septiembre a las 9:30h, también en la Iglesia de la Compañía, para luego trasladar sus restos al cementerio San Jerónimo, donde recibirán sepultura. 



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