La Católica representó a las Universidades de América Latina en un encuentro que se realizó en Roma para sentar las bases de una renovación creativa de la Compañía de Jesús y la Iglesia a partir de las Preferencias Apostólicas Universales anunciadas por el padre General.
Daniela Gargantini fue una de las nueve mujeres, 26 laicos y 54 líderes ignacianos que participó de esta iniciativa. Profesora de nuestra Facultad de Arquitectura, homóloga y coordinadora general de la Red de Responsabilidad Social de AUSJAL, es una referente del tema y precursora de actividades de responsabilidad social en el marco de su cátedra Problemática Socio-Habitacional. Conversamos con ella, y nos contó sobre los objetivos y la importancia de este encuentro.
¿Cómo nace el encuentro Discernimiento y Liderazgo?
Durante la primera semana de abril, la oficina de Discernimiento y Planificación Apostólica de la Curia convocó a referentes, jesuitas y laicos de diversas partes del mundo, para conformar una comunidad global que colabore con una renovación creativa a partir de las Preferencias Apostólicas Universales anunciadas por el padre General.
La convocatoria surge por una necesidad y un deseo de formación ignaciana en el discernimiento y liderazgo del quehacer diario de la Compañía y sus obras.
¿Quiénes estaban representados?
El Encuentro reunió a 54 líderes ignacianos con experiencia en diversos campos de acción de todos los continentes. De ellos, 26 laicos, nueve mujeres, fuimos los que participamos del encuentro. Latinoamérica estuvo representada por 6 latinoamericanos de diferentes obras (FLACSI, AUSJAL, CPAL, Sector Social y Migrantes).
¿Cuáles fueron los ejes temáticos?
Recibir orientación personalizada por parte del padre General sobre las Preferencias Apostólicas y discernir cómo hacerlas avanzar con los referentes de las Conferencias Regionales, las Provincias y los encargados de las diferentes obras; aclarar los elementos claves del liderazgo en una forma ignaciana de proceder; reflexionar sobre los desafíos del trabajo en las fronteras y las vulnerabilidades de nuestro mundo¸ adquirir conocimientos teóricos y prácticos de cómo liderar procesos comunitarios de cambio y superación de crisis y dificultades; y compartir experiencias, conocimientos, buenas prácticas y recursos en liderazgo y discernimiento ignacianos.
¿Qué significó esta experiencia para vos?
Recibir la invitación fue una gran sorpresa para mí. Asistir representando a todas las Universidades de América Latina implicó una gran responsabilidad. Acepté la invitación con algo de temor, asumiéndola como un llamado a profundizar mi vivencia de fe profundamente unida a mis tareas cotidianas en la Universidad y a mi propia vida, y preguntándome qué esperaba Dios de mí tras la invitación.
La metodología del encuentro fue propicia para ir integrando los contenidos teóricos y prácticos a una profunda reflexión y discernimiento no sólo personal sino comunitario. Esa fue una de las principales riquezas del encuentro. No sólo discernir el qué, sino el modo de alcanzar los objetivos frente a los desafíos vigentes.
¿Cuáles son para vos los desafíos de la Iglesia y la Compañía en Argentina?
Creo que el principal desafío es poder ofrecer espacios de relectura y reflexión profunda de las Preferencias Apostólicas, de poder iniciar procesos de discernimiento comunitario y colaborativo que nos permitan no sólo pensar qué vamos a hacer o qué tenemos que hacer frente a los diferentes desafíos que tenemos delante, sino fundamentalmente el cómo.