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Ciudades Inteligentes ¿una moda?

Publicado el 10/09/2018 en Actualidad

Definir el término inteligencia, incluso cuando se alude a personas, es una tarea compleja, imaginemos entonces lo que significa hablar de ciudades inteligentes, sin embargo el concepto es muy utilizado.

¿A que nos estamos refiriendo cuando hablamos de la inteligencia en una ciudad? La idea más común, es la que nos remite a una metrópoli cibernética, donde la tecnología sorprende; ocupa un lugar importante en nuestra vida diaria; en nuestra interacción con el medio en el cual vivimos, y con las personas.

A  veces me preguntan qué ciudades del mundo son las más inteligentes. Esa pregunta denota la idea que la inteligencia se puede ver y palpar a través de objetos o cosas visibles.

Sin embargo, y acá el lector seguro acordará conmigo que a veces la inteligencia destaca más cuanto menos se muestra. Si hablamos de las personas, tal vez se muestra más inteligencia en intervenciones limitadas, pero precisas y acertadas, que en una demostración verborrágica y ostentosa de sabiduría.

Yo creo que la en las ciudades sucede algo parecido. Cuando voy a ferias de tecnología, donde el tema ciudades está siempre presente, veo desarrollos y aplicaciones tecnológicas llamativas, de todo tipo, pero (al menos es lo que me sucede a mi) veo pocas cosas que realmente me sorprendan. Esto generalmente no tiene que ver con que los aparatos no sean realmente sorprendentes, sino en cómo hacer para que esto realmente llegue a la gente como un beneficio, y que las organizaciones, tanto gobiernos como empresas, puedan administrarlos y que no caigan en la obsolescencia o el desuso por falta de aplicación o mantenimiento.

En esta línea de pensamiento es que yo creo que la inteligencia no está en incorporar la última novedad de la tecnología, sino en incorporar la tecnología que realmente necesito para hacer las cosas mejor y en forma más eficiente. Entonces, siguiendo esta línea, la inteligencia no se mide ni se palpa en un objeto, por más novedoso que sea, sino en lo que ese objeto me permite hacer de acuerdo a mi necesidad.

Aplicándolo podemos ver que el primer paso de una ciudad inteligente es partir de entender bien la necesidad y los problemas a resolver. A veces resulta obvio, pero muchas veces, no lo es. Luego de establecer bien la necesidad y el problema, podemos pasar a la solución, que debe ser sustentable, es decir, no solamente para hoy, sino que pueda durar a través del tiempo.

Finalmente, una pequeña complicación adicional: como vivimos en un mundo dinámico (muy dinámico) la solución de ayer, para los problemas de ante ayer, es probable que hoy o mañana no lo sea. Yo creo que el círculo de la inteligencia se cierra acá: en la capacidad de una ciudad de resolver los problemas y necesidades de la gente, en un contexto donde ellas cambian todo el tiempo. Es aquí donde la tecnología hoy nos puede ofrecer una gama enorme de posibilidades para resolver y anticipar la dinámica del cambio con soluciones oportunas y eficientes, tal vez no las más novedosas, pero si las más útiles.


Por Luis Castiella, director de nuestra Diplomatura en Desarrollo y gestión de ciudades inteligentes.

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