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El tiempo de los árboles

Publicado el 22/08/2019 en Noticias UCC

Regulan la temperatura, purifican el ambiente, oxigenan el aire, contribuyen a morigerar los efectos de las lluvias, protegen y regeneran el suelo, proporcionan sombra, humedecen el aire, reducen el ruido, embellecen el paisaje, producen alimentos y múltiples recursos. Los árboles son parte de un ecosistema que provee albergue a todo tipo de fauna (aves, insectos y otros animalitos) y flora (que requiere de su sombra para poder crecer). Son algunos de los beneficios que nos aportan y por eso va un reconocimiento en su día.

Inmersos en premuras y preocupados por lograr resultados urgentes, para nosotros es difícil poder dimensionar el tiempo de los árboles. La mayoría crecen más lento y viven más tiempo que nosotros. Si reconocemos eso, si entendemos que el tamaño que tendrán de adultos es mucho mayor que el que muestran cuando son jóvenes, podremos plantarlos bien y prevenir, e incluso evitar, muchos de los problemas que nos llevan a tomar decisiones como quitarlos o podarlos permanentemente.

Hoy, en un mundo urbanizado por demás, tomamos conciencia que la polución ambiental de las ciudades requiere de árboles que la mitiguen o que las altas temperaturas urbanas solo pueden amortiguarse por una frondosa arboleda. Lograr un árbol de sombra en la ciudad nos demandará unos diez años de esfuerzo, para salvarlo de la depredación, de la poda feroz de los servicios públicos, del mal suelo o la escasez de agua por unas cazuelas mínimas que no contemplan el desarrollo final del tronco.  Por eso resulta tan importante conservar los árboles y plantarlos con responsabilidad.

Los árboles nos conectan con otra dimensión del tiempo, la natural, las pausas del invierno, la renovación de la vitalidad en primavera y así nos muestran otras formas de vivir. Saber que los árboles nativos crecen inicialmente hacia abajo, generando raíces fuertes y profundas, nos permite calmar la ansiedad de ver troncos que se desarrollen rápidamente, nos aporta un mensaje de lo importante del arraigo como estrategia de supervivencia frente a las inclemencias que puede traer la vida, de aquello esencial que no se percibe a simple vista.

Si aún no lo hiciste, tomate el tiempo de plantar un árbol y verlo crecer.


Por Diana Perazzolo, Gustavo Re y Cecilia Eynard. Profesores de la Cátedra de Parques y Jardines de nuestra Facultad de Ciencias Agropecuarias.

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