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Síndrome Post Aborto

Publicado el 13/04/2018 en Medicina y Salud

El Síndrome Post Aborto se definiría como una serie de síntomas posteriores al aborto o a la interrupción del embarazo. Este síndrome es en sí mismo controvertido; tan discutido como complejo, que encuentra defensores y detractores en igual medida. Su definición no es sencilla porque el tema del aborto abarca un enfoque médico, pero también otros de orden jurídico, moral, sociológico, religioso y demográfico. Esta multiplicidad de factores se entreteje en un contexto cultural, político, social y educativo.

Como tal, este síndrome no es reconocido en el Manual de diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM) editado por la Asociación Americana de Psiquiatría, ni por el CIE 10 (Clasificación Internacional de Enfermedades 10 ?   Edición) publicado por la Organización Mundial de la Salud  (OMS).  

La falta de estudios epidemiológicos del Síndrome Post Aborto podría deberse a que se juegan intereses ideológicos; a la falta de estudios que aporten una confirmación diagnóstica  que permita su incorporación a las clasificaciones internacionales de los trastornos mentales como una entidad en sí misma;  y a que muchas manifestaciones pueden resultar ambiguas, confusas y poco específicas, como son las consultas por somatizaciones.

No todas las mujeres que abortan van a experimentarlo, ni todas las que lo padecen sufren los mismos síntomas ni en la misma medida. Es muy difícil determinar a priori quiénes lo padecerán y quiénes no.

Factores

Cada situación es particular y gravitan una serie de factores como la edad de la madre, el estado civil, el nivel de instrucción, los motivos que determinan abortar, si la decisión la toma la madre sola o es inducida por terceros (pareja, padres, equipo médico, jefe),  si tiene vínculos afectivos de sostén (pareja, padres, amigos),  la existencia o no de otros hijos, el estado psicológico previo al embarazo, características de la personalidad,  etcétera.

Algunos factores que implican un riesgo para sufrir el Síndrome son: ser adolescente, practicar el aborto en el segundo o tercer trimestre de la gestación, presentar antecedentes de enfermedades o alteraciones psicológicas previas, haber sido presionada o inducida a abortar por terceras personas, que el aborto vaya en contra de las creencias religiosas o convicciones morales, que se practique un aborto con la expectativa de mantener el equilibrio de la salud mental de la madre.

De todos los factores mencionados, el ser adolescente es un factor de vulnerabilidad particular, debido a la inestabilidad propia del período vital, porque a menudo manifiestan el deseo de tener el bebé, se sienten obligadas a abortar y son presionadas por un tercero (padres o pareja). La fragilidad emocional  puede dar lugar a depresiones, ansiedad e intentos de suicidio posteriores.

Las causas que pueden llevar a una mujer a la interrupción de un embarazo de manera voluntaria pueden ser múltiples: económicas, académicas, laborales, emocionales,  ante un diagnóstico médico que declare incompatibilidad de vida para el bebé, cuando el embarazo ponga en riesgo la vida de la madre, abusos y/o violaciones, o simplemente como método de control de natalidad. Pero el aborto también puede ser espontaneo e involuntario y traer asimismo consecuencias emocionales a la madre y su pareja.

Cuando el aborto se da en una pareja, y no hay acuerdo en esta decisión, pueden sucederse a posteriori peleas, culpabilizaciones y reproches que lleven a un desgaste y eventual separación.

Si la mujer que aborta tiene otros hijos, a veces el sentimiento de culpa le impide hacerse cargo adecuadamente de sus otros hijos por la idea de ser “mala madre”.

Otro síntoma que se observa con posterioridad al aborto es el temor a no poder procrear, por la culpa, y pueden aparecer las fantasías del castigo divino que se va a materializar en infertilidad.

Otros síntomas pueden ser quejas somáticas variadas y alternantes que la llevan a  consultas médicas reiteradas como jaquecas, dolores estomacales, musculares, etcétera.

Síntomas

El Síndrome Post Aborto  se encuadra como un trastorno posterior a un acontecimiento vital importante que genera estrés. Este acontecimiento (aborto) que causa estrés psicosocial identificable, pero no de tipo catastrófico ni inusitado (en cuyo caso se correspondería con un trastorno adaptativo o de adaptación), o bien como un estresante traumático, excepcional (físico o psicológico) o catastrófico, en cuyo caso el síndrome se incluiría entre las reacciones al estrés grave.

Los síntomas presentes cumplen los criterios diagnósticos del Trastorno de Estrés Post Traumático (TEPT). Los mismos se presentan después de la realización del aborto  aunque pueden existir otros acontecimientos vitales concomitantes (sensibilizantes, desencadenantes o agravantes) y pueden ser uno o más de los siguientes:

 Síntomas depresivos: depresión, tristeza, pena, llanto frecuente
 Síntomas ansiosos: ansiedad, angustia relacionada con el aborto realizado
 Sentimientos de culpa: de vergüenza, de pérdida de autoestima y auto rechazo, con incapacidad de perdonarse por haber realizado el aborto, y puede acompañarse de necesidad de reparar, de desagraviar y reparar a la víctima, de remediar el daño cometido (a veces mediante un embarazo expiatorio “de reparación”, o una unión matrimonial, convertirse en activistas próvida, etc.).
 Pesadillas recurrentes: sobre niños perdidos, mutilados, abandonados y muertos; pensamientos recurrentes e intrusivos o flashback respecto del aborto.
 Evitación y/o rechazo de estímulos o situaciones que recuerden el aborto y sus circunstancias o consecuencias: como noticias de embarazos o abortos, ambientes clínicos pediátricos, eventos con niños  pequeños (cumpleaños infantiles, reuniones familiares con niños pequeños, etc.),  puede haber un recrudecimiento de los síntomas presentes en la fecha en que tuvo lugar el aborto o en la fecha probable del parto de no haber sido interrumpido el embarazo.
 Alteraciones conductuales relacionadas con emociones provocadas por el aborto: trastornos sexuales (inhibición o rechazo sexual, frigidez o promiscuidad) anorexia u otros trastornos alimentarios, abuso de drogas o alcohol, aislamiento social, falta de interés y atención a las tareas y obligaciones habituales, irritabilidad, ira, ataque de cólera, relaciones interpersonales abusivas, intentos de suicidio, etc.

Tratamiento

El mismo dependerá de cada caso en particular, haciendo foco en los síntomas principales pero sin perder de vista el proceso reflexivo que conlleva la elaboración del duelo por la pérdida, que puede resignificarse ante nuevos eventos de la vida.

Sería importante informar a las mujeres respecto de las posibles consecuencias que acarrea el aborto, no solo físicas sino emocionales para estar más preparadas para la toma de decisiones y evaluar otras posibilidades.


Por María Gabriela Foscarini. Médica especialista en psiquiatría. Docente de nuestra Facultad de Ciencias de la Salud.

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